domingo, 19 de enero de 2014

Parte XV: 7 de diciembre - White Island y Whirinaki Forest Park

      La White Island es una más de las maravillas naturales que alberga NZ. Se trata de una pequeña isla en la que se encuentra un volcán activo (tres conos volcánicos, para ser precisos). 

    Sin embargo, acceder a ella tuvo un pequeño coste para nosotros: un mareo tremendo al encontrar mar de proa. A pesar de que nunca me había mareado en un barco, en esta ocasión me puse malísimo, no podía parar de vomitar. Sonia y la mayoría de los otros visitantes también vomitaron, pero lo mío fue empezar y no parar. Cuando por fin alcanzamos la isla, no la disfruté demasiado, ya que me seguía encontrando tan mareado que en ese momento me daría igual que el volcán entrase en erupción.

    



     La isla es realmente espectacular. El volcán está completamente activo, y hay gases y agua hirviendo por todos lados. Nos dieron un casco y una máscara de gases, que había que ponen en el rostro para acceder al centro de la isla. Lo más sorprendente es que existen unas ruínas de una antigua fábrica de extracción de sulfuro. La empresa propietaria, con el extraño humor kiwi, anunciaba las ofertas de empleo como "oportunidad de trabajo en una solitaria isla del pacífico". Lo cierto es que hubo varios fallecidos y la fábrica finalmente fue cerrada. Ahora las visitas turísticas tienen que contar día a día con el visto bueno de un informe previo de actividad volcánica.






    Afortunadamente el regreso en el barco fue mucho menos accidentado. El viento daba de popa y aguantamos todo el trayecto sin mareos. El piloto, un maorí enorme, fue realmente amable, preguntándome en todo momento si todo iba bien.

     Por la tarde decidimos acercarnos al solitario Whirinaki Forest Park. Esta zona, cercana al gigantesco Te Urewera NP, fue el último feudo maorí antes de la rendición ante los colonos anglosajones. Como cabría imaginar, se trata de una región escarpada, de frondosos bosques. 




     La ruta que hicimos fue la Waterfall Loop Track, de algo más de dos horas, que nos dejó un estupendo sabor de boca. No encontramos a nadie en toda la ruta, e incuso había momentos en los que el bosque era tan frondoso, que parecía que se había hecho de noche. Una preciosidad.

     Decidimos ir a dormir a Rotorua. La carretera, una vez más, se convirtió en parte del disfrute, ya que durante varios tramos va encajada en el espesor del bosque, que se echa encima como si de un seto gigante se tratase.



sábado, 18 de enero de 2014

Parte XIV: 6 de diciembre - Waitomo y Bay of Plenty

     La tortuosa carretera nº 4 lleva del Tongariro NP a la región de Waikato. Tras un buen rato conduciendo bajo la lluvia por paisajes típicos de campiña de la isla norte, alcanzamos los vacíos aparcamientos de las cuevas de Waitomo.

     De titularidad maorí, son unas cuevas de roca caliza, con abundante cantidad de agua filtrada y miles de luciérnagas. Nosotros nos limitamos a ver la principal, la Glow-worm cave, aunque es posible recorrer otras muchas e incluso realizar actividades de aventura. Tenía buena pinta el "black water rafting" , que como su nombre indica consiste en tirarte en una balsa neumática por un río subterráneo.

     La Glow-worm cave, o cueva de las luciérnagas, no sorprende por sus estalactitas. Una comparación con la Cueva del Soplao en Cantabria no las deja en buen lugar. Sin embargo, el paseo en barca a oscuras y en silencio por una cueva plagada de luciérnagas es un espectáculo sorprendente, y muy recomendable.


Foto de exdya.com

   Al salir de las cuevas ponemos rumbo a Rotorua. Entramos en territorio maorí, concretamente en la región de Bay of Plenty, que tiene fama de poseer un clima benigno que permite las plantaciones masivas de kiwi y manzanas.



     Nada más aparcar en Rotorua lo primero que se aprecia es un intenso olor a azufre. Es una zona típica de termas de aguas calientes y piscinas de lodo. La verdad es que Rotorua, aunque es una ciudad con bastante vida, no tiene mucho que ver. Nos tomamos un helado en el parque y participamos espontáneamente en un anuncio de Coca Cola que se estaba rodando allí. A cambio de nuestra participación y de sacarnos unas fotos para la campaña, nos invitaron a unas latas y nos dieron un par de obsequios.

     Dejamos Rotorua y nos dirigimos a Whakatane, en la costa, donde vamos a pasar la noche. Se trata de una tranquila localidad en la que desemboca el río que lleva su nombre, con una parte industrial, un pequeño puerto y una bonito paseo costero que se extiende hasta un campo de golf. 




     
     En el puerto natural de Whakatane se encuentra una bella estatua de Wairaka, heroína local, y fuente de una de las típicas leyendas maoríes que a veces resultan un tanto naif. Al parecer, las mujeres tenían prohibido manejar embarcaciones, pero Wairaka "actuó como un hombre" tomando el timón y salvando a las mujeres a bordo de una barca maorí a la deriva.

     Nos damos un paseo por la inmensa playa y reservamos una visita en barco a la White Island para el día siguiente. Al volver pasamos junto a un campo de rugby donde entrenan un montón de mujeres maoríes. Es increible la popularidad que tiene el rugby en NZ, lo juega gente de todas las edades y condición, y en cada pueblo hay un campo de hierba perfectamente cuidado.