miércoles, 27 de febrero de 2013

Parte XIII: 5 y 6 de diciembre - Tongariro NP

      El Tongariro NP es sin duda el parque nacional más conocido de la Isla Norte. Su famoso Tongariro Alpine Crossing aparece en diversas publicaciones como una de las rutas de un día más bonitas que se pueden hacer en el mundo. Muchas veces estas afirmaciones sólo llevan a masificar ciertas rutas dejando otras cercanas casi vírgenes, como ocurre en el Pirineo con el Aneto o el Monte Perdido en época vacacional. Por tanto, decidimos posponer la decisión de si hacer el Crossing o no hasta que llegásemos al parque.

  

         La concurrida Highway 1 nos lleva desde Palmerston North hacia el norte. Entramos en el Tongariro NP y en Okahune tomamos la carretera que sube a la estación de esquí  de Turoa, a los pies del Ruapehu. Es una tontería subir hasta aquí…no hay vistas interesantes, y el aspecto de los remontes en verano es desolador, como cualquier estación de esquí europea en verano.
 



        
    Tras rodear el parque por el oeste, llegamos a Whakapapa, lugar donde vamos a alojarnos, y visitamos el centro de información del DOC. Allí compramos un mapa y pregunto sobre la posibilidad de subir a la cima del Ruapehu. La encargada del centro con bastante mal humor me advierte que está terminantemente prohibido intentar la subida, ya que se espera muy mal tiempo tanto para esa tarde como para el día siguiente. La verdad es que es una pena, ya que parece que ni vamos a poder subir al Ruapehu ni hacer el Tongariro Alpine Crossing. Decidimos dejar para el día siguiente la decisión por si cambia el tiempo, y dedicar la tarde a una tranquila ruta hasta la cascada de Taranaki. Delicioso paseo con vistas al Ngauruhoe, más conocido como el Mt. Doom o Monte del Destino, a pesar de que no sale en la película de Jackson.





      La cascada de Taranaki tampoco tiene desperdicio, a pesar de la sobrecarga de cascadas que llevamos encima en este viaje. La ruta duró apenas 1h20m, con 6,5km recorrido y menos de 200m de desnivel. Un "must-do" en la zona, difícil que un paseo tan fácil ofrezca mejor recompensa.
 


       La noche en Whakapapa es fría y lluviosa, pero amanece sin apenas nubes. Con la prudencia a la que nos obliga el cambiante tiempo kiwi, decidimos madrugar y acercarnos al inicio del Tongariro Alpine Crossing. 


        
Aunque en el punto de arranque luce el sol y nos anima a emprender la marcha, no tardamos ni 1h en dar media vuelta, ya que nubes negras cubren la ruta, impidiendo toda visibilidad, y sólo tiene pinta de empeorar.

        ¡Una pena! Pero no nos podemos quejar, es la primera vez en todo el viaje que el mal tiempo nos estropea un plan. Lo curioso es que las nubes se ceñían a las montañas, ya que al alejarnos de allí el cielo estaba despejado.


         Un poco tristes decidimos improvisar y aprovechar el día para visitar las cuevas de Waitomo en el King Country.

Parte XII: 4 de diciembre - Wellington y Palmerston North


        Lo primero que descubrimos por la mañana es que el día anterior hubo un terremoto. Lo cierto es que al estar en el ferry, ni nos enteramos, pero ese día en Wellington no se hablaba de otra cosa. 


       Subimos a ver las vistas de la capital neozelandesa desde el Mount Victoria, pero el día está muy pocho y apenas se ve nada. 


        Como no deja de llover, decidimos pasar la mañana en el museo Te Papa, que resulta ser bastante decepcionante. El interés por la cultura maorí se remonta a las últimas décadas, y es difícil aprender sobre su historia en los museos. Desde luego esperábamos mucho más del Te Papa.



       El centro de Wellington es agradable, pero desde luego no es una ciudad bonita. Comimos en Cuba St., centro neurálgico y multicultural de la ciudad, donde hay un montón de restaurantes de diversos países. Al final nos fuimos a lo conocido, y comimos bastante bien en Scopa, un italiano con una decoración más propia de un pub que de un restaurante.


 
       Por la tarde viajamos hasta Palmerston North, ciudad universitaria que, aunque tampoco tiene nada especial, sí que parece bastante agradable para vivir, con anchas avenidas y mucha zona verde. Allí nos invitaron a cenar y a dormir Marta y Chucho, encantadores anfitriones con los que pudimos comentar lo que habíamos visto hasta el momento, la forma de ser de los kiwis anglosajones, los maorís…hubo hasta tiempo para hablar de triatlón, ya que Chucho es un gran nadador de larga distancia e incluso se estaba planteando preparar el Ironman de Lake Taupo. 
      
       Fueron tan amables que hasta pudimos lavar la ropa, lo cual nos vino muy bien. ¡Muchas gracias por todo!