martes, 3 de julio de 2012

Parte VII: 29 de noviembre - Del Mt. Aspiring NP al Westland NP

El día nace muy frío, pero soleado una vez más, y no tardamos en continuar nuestra ruta hacia el norte.

A pocos km de donde hemos dormido paramos a subir al mirador del Haast Pass (1h ida y vuelta). El paso de montaña que separa Otago de Westland debe su nombre al explorador alemán Julius von Haast, lo que explica que Franz Joseph Glacier tenga el mismo nombre germano que el refugio austríaco del Grossglockner en los Alpes.


La ruta hasta el mirador es un empinado paseo que viene bien para entrar en calor. Estamos por debajo de 600m de altura pero el termómetro marca 2ºC. Las vistas no son espectaculares, pero dan idea de las dificultades que tuvieron los exploradores para encontrar este paso. El valle es cerrado y muy frondoso.


Casi son las 10 de la mañana cuando nos cruzamos con el primer coche del día. Es impresionante lo solitarios que son estos parajes alrededor del Haast Pass. Quizás no son lo más bello de Nueva Zelanda, pero desde luego sí son uno de los sitios más relajantes. Le propongo a Sonia intentar la ascensión al Mount Armstrong, pero serían unas 9h ida y vuelta y luego aún nos queda llegar a Franz Joseph, así que ella prefiere tomarnos el día de relax y paseos cortos. Antes de salir del Mt. Aspiring paramos a ver dos cascadas famosas: la Fantail Falls y la Thunder Creek Falls, más alta y caudalosa.



 Dejamos a nuestra izquierda el pueblo de Haast, cruzamos el río por un gran puente y seguimos la Highway 6 paralelos a la costa oeste. Aquí las olas acostumbran a chocar violentamente contra la costa, por lo que apenas hay pueblos ni playas. Tan sólo acantilados que resisten el envite de las tormentas del mar de Tasmania. 


Paramos en un mirador plagado de turistas en un viaje organizado. Con un poco de paciencia conseguimos tirar un par de fotos y conducimos tranquilamente hasta uno de los lugares más esperados del viaje: la Monro Beach, plácida playa donde habitan varias familias de pingüinos en época de cría. 

Tras apenas media hora de caminata mis ansias por ver pingüinos en libertad se convierten en decepción. Estamos a final de la época de cría y los pingüinos han aprovechado la racha de buen tiempo para nadar hacia otras aguas. Sólo quedan sandfly, rocas y arena. No pasa nada...¡otra vez será!

Dejamos atrás la salvaje costa oeste para adentrarnos unos km en el Westland NP. Parece mentira que junto a tanta vegetación haya dos glaciares: el Fox y el Franz Joseph. Nosotros tenemos reserva para excursión guiada a éste último, así que paramos en el pueblo y aprovechamos que aún es pronto para hablar con los guías. La ruta parece bastante sencilla, llevaremos crampones pero no piolet, y está terminantemente prohibido adentrarse en el glaciar sin guía. Con la visita contratada nos regalan una sesión de "hot pools", una especie de spa al aire libre que acaban de abrir en el pueblo, y allá nos vamos a pasar lo que queda de tarde. Nos relajamos en las cálidas aguas naturales, aunque a mí no me hace mucha gracia que no haya agua fría para hacer contrastes, y que hasta en las duchas salga el agua realmente caliente. Con tanta relajación, no tardamos en dormirnos casi antes de que se haga de noche.